Si los caballos pudieran pintar.
Cuando te conocí no eras aún tú (ni yo era ya yo). Pero crees saberlo todo; tú juzgas, sentencias, miras atrás, reflexionas, y crees que lo que ves es la esencia de lo que fue.
Humo, ves sólo humo que te ciega y te permite ahora cierta introspección. Quizás lo que odias en mí son tus miedos reflejados, no te culpo.
No te culparé mañana. Coge las rosas (por mí como si te las comes). He decidido no querer ser ejemplo y así separar lo que pudiese habernos unido alguna vez.
Avernos. Pintarían avernos de juicios constantes, de sentencias kafkianas, de ministros equinos y de tiempos mejores.
Buen viaje. Vigila cuando mires atrás, puede que no veas lo que te viene por delante.
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