10 mayo 2009

Eco

...ser un minuto, apenas un segundo, y no pretender siquiera dejar más huella que el humo de mis cenizas, que tú contemplas confundirse con el viento alguna tarde de un otoño en tu ventana abierta, con ojos de nadie y corazón de todos, y con el recuerdo en tu estómago de palabras pronunciadas cuando todo era aún posible, cuando nada era ya probable...

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